Piramidal.net

Pirâmide não é magia. É Tecnologia!

Archive for fevereiro \03\+00:00 2012

Evidencias de la energía piramidal

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 3, 2012

piramidal.net | lojapiramidal.com

compartilhar

Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125

Rev Cubana Med Gen Integr v.19 n.2 Ciudad de La Habana mar.-abr. 2003

Comunicación breve

Evidencias de la energía piramidal

Laureano Orbera Hernández1

Desde hace más de un milenio las pirámides han despertado el interés de los seres humanos. Han sido conocidas, pero el mayor interés siempre lo ha despertado la Pirámide de Keops, llamada por los egipcios, La Luz. Se le considera como una de las 7 maravillas del mundo.

La altura de esta pirámide es de 148 m, el cuadrado de su altura es igual a la superficie de cada una de sus caras. La altura multiplicada por 109 es igual a la distancia media de la Tierra al Sol, la cual se pudo calcular únicamente en los primeros años del siglo XX. El perímetro total de la base es de 931,22 m. Si dividimos el valor del perímetro, por el doble de la altura, que cuando se construyó era de 148,208 m, nos da como resultado la constante Pi = 3,1416.

La gran pirámide tiene una orientación exacta de norte-sur, o sea un azimut de 360°, y el corredor que asciende desde el interior tiene la misma dirección del eje y se dirige hacia la estrella Polar.

Los conocimientos sobre las pirámides fueron resucitados por el científico francés Antoine Bovis, quien pudo reproducir la momificación de animales, después de hacer una copia proporcional de la pirámide de Keops, en la cual realizó sus experimentos. Bovis basó sus investigaciones en la experiencia obtenida al visitar las pirámides en Egipto, y observar que los animales pequeños que penetraban en los laberintos de las pirámides no podían salir y morían, pero sin descomponerse. Los descubrimientos de Bovis contribuyeron a que en países como Estados Unidos de América, Alemania, Checoslovaquia, URSS, Francia y otros, se realizaran numerosos experimentos y se encontraran un sinnúmero de propiedades más de las pirámides. De todas las experiencias que pueden realizarse con las pirámides, la más conocida y comprobada es la momificación de la carne. Este fenómeno también se notó en el pescado y otros tipos de alimentos. También se han realizado experimentos con huevos con cáscara y sin ella, y los resultados son los mismos, pero con variación en los tiempos, ya que con cáscara se necesitan 2 meses y sin cáscara solo 20 días. En general todos los alimentos son factibles a ser conservados bajo la pirámide.

De todos los experimentos con las pirámides los que más han conmovido a los científicos son los realizados en el área de la salud. Por ello, desde los años 70 se viene trabajando con mucha seriedad en el efecto de las pirámides en la salud humana.

En Cuba, a finales de la década de los 80, se comenzó a mostrar interés por esta técnica y fueron realizados algunos experimentos en la ciudad de Cárdenas. De todos los investigadores que han aplicado la energía piramidal en el área de la salud, el de mayor relevancia ha sido el doctor Ulises Sosa Salinas, quien ha tratado varios centenares de personas con resultados excelentes, lo que le ha permitido llegar a la conclusión de que la energía piramidal es analgésica, antiflogística, bacteriostática, miorrelajante y sedante.

En Cuba se ha aplicado también la Energía Piramidal en la industria química, en la mecánica, en la agricultura y en la investigación en general.

En los últimos años varios científicos trabajan en clínicas con la Energía Piramidal como método para ver sus efectos en los seres humanos. Una de estas clínicas es el Institute for Human Improvement de Texas, EE.UU.

Una nueva forma del uso de la Energía Piramidal lo constituye el método de la acupirámide, que es una cabina piramidal de forma tradicional a la que se le añade una antena, se aísla del suelo, y esto hace que la energía que se deposita se mantenga dentro. La acupiramide está compuesta de varillas de 1,80 m, estas a su vez están compuestas por 3 piezas de 60 cm, dotadas de rosca macho-hembra para su montaje y construidas de acero inoxidable. En la acupirámide se siente el mismo efecto que en las pirámides normales. Según los estudios realizados, la exposición a la energía de la acupirámide bioenergética por un breve período, provoca los efectos siguientes:

1. Intercambio generalizado de energía.
2. Disminución de la energía en los órganos y zonas en los que existen excesos.
3. Notables aumentos en zonas donde existen deficiencias.
4. Mayor equilibrio en lateralidad izquierda-derecha de cuerpo y cerebro.
5. Aumento considerable de la energía en la columna vertebral y en la cabeza.
6. Consigue el equilibrio.
7. Elimina el efecto flight bakc o decalage producido por los vuelos en aviones.

La energía piramidal continúa su desarrollo y aplicación, y cada día son más las especialidades en que se utiliza.

Recibido: 2 de mayo de 2003. Aprobado: 16 de mayo de 2003.
Dr. Laureano Orbera Hernández. Calzada de San Miguel # 3414 apto 5 entre Artola y Pasaje Rico, municipio San Miguel del Padrón, Ciudad de La Habana, Cuba. e-mail: termalis@infomed.sld.cu

1 Profesor e Investigador de la Universidad de La Habana. Especialista en Medicina Tradicional.

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252003000200019&lang=pt

Piramidal no Facebook
.
●●● Gostou? Então curta nossa página no Facebook.
.
Autor
●●●
 Seja amigo do autor do site no Facebook e esteja sempre antenado em assuntos interessantes.

Posted in Textos sobre pirâmides | 2 Comments »

Tratamiento del quiste óseo solitario con energía piramidal

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 3, 2012

piramidal.net | lojapiramidal.com

compartilhar

MEDISAN

versión On-line ISSN 1029-3019

MEDISAN v.13 n.6 Santiago de Cuba nov.-dic. 2009

Nota Clínica

Hospital Infantil Sur Docente

Tratamiento del quiste óseo solitario con energía piramidal
Treatment of the solitary bone cyst with pyramidal energy 

Dr. Reinaldo Viera García, 1 Dr. Martín Rodríguez Barrios 2  Dr. Francisco Carcasés Osorio,  1  Dr. Eduardo Borges Romero   y  Dr. Percyvals Cabrera Feurtado  1


RESUMEN

Se describe el caso clínico de una niña con fractura patológica recurrente a causa de un quiste óseo solitario en el tercio superior del húmero izquierdo.  La aplicación de la energía piramidal constituyó una técnica terapéutica eficaz para eliminar el mencionado quiste.

Descriptores:QUISTES ÓSEOS; QUISTES ÓSEOS/diagnóstico; QUISTES ÓSEOS/terapia; FRACTURAS DEL HÚMERO; FRACTURAS DEL HÚMERO/terapia; MEDICINA TRADICIONAL

Límites: HUMANO; HUMANO FEMENINO, NIÑO


ABSTRACT

The clinical case of a girl with recurrent pathological fracture due to a solitary bone cyst in the upper third of the left humerus is described.  Application of pyramidal energy was an effective therapeutic technique to remove this cyst.

Subject heading:BONE CYSTS; BONE CYSTS/diagnosis; BONE CYSTS/therapy; HUMERAL FRACTURES; HUMERAL FRACTURES/ therapy; MEDICINE, TRADITIONAL

Limits: HUMAN; HUMAN FEMALE, CHILD

Recibido:  28 de enero del 2008
Aprobado: 22 de febrero del 2009


Desde que Antoine Bovis redescubrió hace más de 60 años las extraordinarias propiedades de la energía piramidal, mucho se ha informado y desinformado en relación con las pirámides y sus maravillosas propiedades. 1

Belizal, citado por Flanagan,  2 escribió en su libro Ondas de forma, que los antiguos egipcios utilizaban un determinado número de formas, incluida la pirámide, como fuentes de energía curativa.

Entusiasmados por la revisión de algunas bibliografías sobre el tema, pero donde no se mencionan específicamente las lesiones del sistema osteomioarticular (SOMA), se decidió comenzar su aplicación en el Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Infantil Sur Docente de Santiago de Cuba, para valorar sus efectos curativos en niños de ambos sexos, pues con la pirámide puede lograrse, como señalan Sosa et al, 3 relajación, disminución del dolor y de la inflamación, efecto bacteriostático, así como aceleración del proceso de curación.

CASO CLÍNICO

Se presenta el caso clínico de una niña de 6 años de edad, que en marzo del 2004 sufrió un traumatismo en el brazo izquierdo al caerse por sí misma.

A través de un examen radiográfico se detectó una fractura incompleta a nivel de un quiste óseo solitario en el tercio superior del húmero izquierdo, de 2x 3,5 cm de diámetro (figura 1).

Fue inmovilizada con un vendaje de Velpeaux y comenzó a ser tratada con energía piramidal  durante 30 minutos,  2 veces al día.

Figura  1. Radiografía inicial del quiste óseo

     A la cuarta semana de tratamiento, la fractura había consolidado, por lo que se retiró la inmovilización y se continuó aplicando energía piramidal; a los 3 meses (figura 2), el  quiste disminuyó a 1 x   2,1 cm de diámetro, y al semestre (figura 3) se confirmó el relleno óseo de la lesión. La paciente evolucionó satisfactoriamente.

Figura 2. Radiografía a los 3 meses de tratamiento

Figura 3. Radiografía a los 6 meses de tratamiento

Comentarios

     La aplicación de la energía piramidal en la esfera de la salud se basa en el restablecimiento del balance energético de la persona enferma, a través del suministro de energía vital según su necesidad, lo cual se efectúa a partir de la energía concentrada en el centro de la pirámide. 4  De esta forma se han obtenido resultados positivos en la eliminación de afecciones de muy variados sistemas, mediante el método directo de exposición en la pirámide o indirecto, a través del agua piramidal.  5,  6

     Actualmente, importantes servicios de medicina en Cuba utilizan con éxito ese tipo de energía.  La práctica de este tratamiento alternativo, iniciada en el policlínico Centro de la ciudad de Camagüey, se extrapoló a la Clínica de Medicina Natural y Tradicional del Instituto Superior de Ciencias Médicas “Dr. CarlosJ. Finlay”, donde se obtienen excelentes resultados en el proceso de dolores e inflamación del sistema osteomioarticular (SOMA), incluidas afecciones propiamente quirúrgicas como el dedo en resorte, el síndrome de túnel carpiano y la enfermedad de Querrain. 7

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.       Berman F. El enigma de las pirámides.  Barcelona: Editors, S.A., 1996:42-8.

2.       Flanagan GP. Más allá del poder de las pirámides.  México, DF: Diana, 1994:21-6.

3.       Sosa Salinas U, Castro Soto del Valle A, Salles Betancourt G. Terapéutica piramidal en Ortopedia, ¿mito o realidad? Rev Cubana Ortop Traumatol 1999;13(1-2):83-9.

4.       Salas E, Cano R. El poder de las pirámides. Barcelona: Martínez Roca, 1987:40-7.

5.       Toth M, Nielsen G. El poder mágico de las pirámides. Barcelona: Martínez Roca, 1990:18-22.

6.       Bansal HL. Magnetoterapia. Autoayuda. Buenos Aires: l Continente, 1993:36-41.

7.       Fernández L.  Más allá del enigma faraónico, energía piramidal. <http://www.elhabanero.cubaweb.cu/2001/octubre/nro210_01oct/cienc_1oct042.html>[consulta: 12 enero 2009].

Dr. Reinaldo Viera García.  Hospital Infantil Sur.  Avenida “24 de Febrero”, Santiago de Cuba, Cuba

Dr. Reinaldo Viera García


1    Especialista de I Grado en Ortopedia y Traumatología.Instructor
Hospital Infantil Sur, Santiago de Cuba, Cuba
2   Especialista de I Grado en Ortopedia y Traumatología.Instructor
Hospital General Docente “Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso”, Santiago de Cuba, Cuba

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30192009000600017&lang=pt

Piramidal no Facebook
.
●●● Gostou? Então curta nossa página no Facebook.
.
Autor
●●●
 Seja amigo do autor do site no Facebook e esteja sempre antenado em assuntos interessantes.

Posted in Experiências | 3 Comments »

Terapéutica piramidal en Ortopedia, ¿mito o realidad?

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 3, 2012

piramidal.net | lojapiramidal.com

compartilhar

Revista Cubana de Ortopedia y Traumatología

versión impresa ISSN 0864-215X

Rev Cubana Ortop Traumatol v.13 n.1-2 Ciudad de la Habana ene.-dic. 1999

Clínica de Medicina Natural y Tradicional del Instituto Superior de Ciencias Médicas Camagüey

Terapéutica piramidal en Ortopedia, ¿mito o realidad?

Dr. Ulises Sosa Salinas,1 Dr. Antonio Castro Soto del Valle2 y Dr. Guido Salles Betancourt2

Sosa Salinas U, Castro Soto del Valle A, Salles Betancourt G. Terapéutica piramidal en Ortopedia, ¿mito o realidad? Rev Cubana Ortop Traumatol 1999;13(1-2):83-9.

Resumen

Se analizaron los resultados preliminares obtenidos en 210 pacientes tratados en la Clínica de Medicina Natural y Tradicional del ISCM de Camagüey, según la novedosa técnica de la terapéutica piramidal. Se utilizaron pirámides construidas de aluminio y acrílico de diversos tamaños, de acuerdo con la región a tratar. Se obtuvieron resultados muy favorables desde la primera sesión de tratamiento. Se comprobó que su acción es eminentemente analgésica, antiflogística y bacteriostática, que pueden tratarse afecciones ortopédicas y traumatológicas caracterizadas por dolor e inflamación de partes blandas con sepsis local o no, y que en los pacientes traumatológicos, la terapéutica debe comenzar lo antes posible para obtener mejores resultados. No debe asociarse a bloqueos con corticoides ni a la administración sistémica de esteroides pues se inhibe la acción terapéutica de la energía piramidal.

Descriptores DeCS: MEDICINA TRADICIONAL; TERAPIAS ALTERNATIVAS.

Desde la más remota antigüedad hay una pirámide que ha admirado al mundo: la Gran Pirámide de Keops, que los egipcios llamaban “Al Ahram”, o sea, La Luz. Los griegos la consideraban una de las 7 maravillas del mundo.1 Su altura es de 148 m y el cuadrado de su altura es exactamente igual a la superficie de cada una de las caras triangulares. Esta altura multiplicada por 109 es igual a la distancia media de la tierra al Sol, distancia que sólo pudo calcularse a comienzos del siglo xx.

Ésta y muchas otras curiosidades, hacen de las pirámides egipcias enigmas aún inexplicables en los albores del siglo XXI. Las propiedades energéticas de las pirámides fueron redescubiertas hace más de 60 años por el científico francés Antoine Bovis. Él observó que los animales que se introducían en las pirámides y morían allí, se momificaban igual que los cadáveres humanos sepultados en las pirámides, de donde dedujo que la propiedad de momificación no recaía en bálsamos especiales ni en medicamentos, sino en “algo” que ocurría en el interior de la pirámide que permitía este efecto conservador de la materia. Pudo comprobar experimentalmente que era posible reproducir este efecto con modelos hechos a escala de la Gran Pirámide y orientados convenientemente al Norte magnético.

A partir de 1960, países como EE.UU., Francia, la antigua URSS y Alemania, dedicaron recursos económicos al estudio de esta rara fuente energética. (O’Really R, Montenegro M. Conferencia impartida en la Sociedad Cubana de Energía Piramidal, Cárdenas, 1997). En Cuba, a finales de la década de los 80, se comenzó a mostrar interés por dicha novedad científica y se realizaron aisladamente experiencias con este tipo de energía. En Cárdenas, Matanzas, las primeras investigaciones empezaron en 1990 y se consolidó su sistematización en 1993 en el seno del Grupo Gestor de la Sociedad Cubana de Energía Piramidal.

En Camagüey, comenzamos las investigaciones del uso terapéutico de la energía piramidal en 1995 con modelos hechos de aluminio y de acrílico. Los primeros resultados fueron informados en la IX Jornada Nacional de Ortopedia y I Encuentro Internacional de Medicina Natural y Tradicional en Ortopedia, celebrados en Holguín, en 1998. En la actualidad, tratamos gran número de afecciones inflamatorias del SOMA con energía piramidal exclusivamente, con excelentes resultados. En el presente trabajo pretendemos informar el resultado de esta novedosa terapéutica en 210 pacientes tratados, exclusivamente con terapéutica piramidal, en la Clínica de Medicina Natural y Tradicional del ISCM de Camagüey entre los años 1997 y 1998.

¿Qué es la energía piramidal?

Consideremos un reloj de energía en algún lugar del Universo. Este reloj sería la fuente de toda la energía. Tendría que consistir en 12 fuentes de energía para llenar el Universo con orden armónico. Estas fuentes irradiarían discretos paquetes esféricos de energía. Conforme estas vibraciones esféricas se expandieran, interferirían una con la otra, y producirían patrones estables de nodos y antinodos. Para que estos patrones fueran estables y autorregeneradores, deberían interceptarse exactamente en los mismos ángulos y tener exactamente la misma distancia entre todos los puntos de intersección. En otras palabras, el patrón se multiplicaría en una precisa estructura de alineamiento duplicadora, llenaría el espacio como una red de interferencias de energía. Solamente hay un patrón que llena estos requisitos: un patrón de pirámides de 4 lados conocida como octaedros. Éste es el famoso patrón de Octet Truss del Dr. Fuller.2

Nuestro Universo está compuesto por patrones de interferencias de eventos de energía. Nosotros vemos sólo la interferencia y no podemos percibir el campo invisible cercado por estos patrones. Por consiguiente, la energía piramidal no es más que energía acumulada en el centro de la pirámide que se origina dentro y alrededor de ella, por la forma y orientación de la pirámide. Estas vibraciones energéticas se van convirtiendo, juntas, en frentes de ondas a las que se les adiciona el ritmo, surgiendo entonces la resonancia, la cual crea un movimiento de moléculas dentro de cualquier materia colocada en este campo energético y se prolonga por períodos indefinidos en dependencia de la consistencia de la materia.

Qué puede lograrse terapéuticamente con la pirámide

  • Relajación: Esta relación puede ser local o general. El paciente experimenta relajación general cuando se utiliza la pirámide grande en la que se introduce al paciente completo y relajación local cuando sólo se aplica en el sitio de la lesión.
  • Disminución del dolor: Clínicamente se observa una significativa disminución o eliminación del dolor a partir de la primera sesión de tratamiento. Hemos observado disminución del dolor aun en pacientes en que los analgésicos más poderosos son ya ineficaces.
  • Disminución de la inflamación: También, a los pocos minutos de exposición en la pirámide logramos una disminución ostensible del proceso inflamatorio que generalmente acompaña al dolor.
  • Efecto bacteriostático: En la práctica hemos comprobado un efecto antiséptico de la energía piramidal muy similar al de la electromagnetoterapia. El calor local y la coloración propia de los procesos linfangíticos desaparecen rápidamente al poco tiempo de exposición en la pirámide.
  • Aceleración del proceso de curación: La mejoría sintomática del paciente, al disminuir el dolor y la inflamación, acelera el proceso de curación considerablemente. Esto es evidente en los esguinces de tobillo en que al disminuir, desde la primera sesión, el dolor y la inflamación, el paciente puede deambular correctamente después de sólo 15 min de exposición en la pirámide.

Similitud en la acción terapéutica de la electromagnetoterapia y la energía piramidal

En la práctica hemos encontrado una acción terapéutica similar de la energía piramidal con la obtenida utilizando el equipo Teramag MT-200 de magnetismo terapéutico. En resumen, se ha comprobado la acción biológica de la electromagnetoterapia siguiente:

  1. Normaliza el estado energético celular.
  2. Restablece el equilibrio iónico a través de la membrana celular.
  3. Mejora la irrigación sanguínea.
  4. Favorece el aporte de oxígeno.
  5. Produce cambios en la respuesta hormonal.
  6. Favorece la concentración intracelular del calcio.
  7. Inhibe el desarrollo y la función de las bacterias.

Por consiguiente:

  • Tiene acción analgésica, antiflogística y bacteriostática.
  • Tiene un efecto acumulativo.
  • Su acción es duradera.
  • No es molesto ni doloroso ni ofrece peligro para el paciente.

Estas mismas acciones terapéuticas las hemos comprobado en la terapéutica piramidal, con la ventaja adicional que no requiere utilizar corriente, ni equipo alguno excepto el esqueleto de la pirámide, de muy fácil construcción y extremadamente económica.

Construcción de pirámides

Las pirámides pueden construirse de diversas maneras y con distintos materiales. Se construye sólo el esqueleto de la pirámide que consta de 4 triángulos sobre una base cuadrada. Las medidas pueden ser de acuerdo con la Gran Pirámide de Keops mediante una sencilla fórmula. Según Flanagan,3 si multiplicamos la constante 0,951 por la longitud de la base, nos da la longitud de las 4 aristas o lados. Por ejemplo, si queremos hacer una pirámide cuya base mida 30 cm, multiplicamos 0,951 × 30 = 28,53 cm. Esa sería la longitud de las aristas. Existe otra forma más sencilla, todos los lados iguales a la base: base de 30 cm y aristas o lados de 30 cm. Con ambas se obtiene igual resultado. En nuestra experiencia, las pirámides pequeñas para utilizar en mano, muñeca, tobillo y pie, las hacemos de lados iguales. En cambio, las pirámides más grandes para columna, pelvis y rodillas, las hacemos siguiendo la fórmula de Flanagan. Las medidas que utilizamos de acuerdo con la región a tratar son las siguientes:

  • Mano, muñeca, tobillo, pie, cabeza: Base: 30 cm, aristas: 30 cm.
  • Rodilla (una sola): Base 35 ó 40 cm, aristas: 35 ó 40 cm.
  • Columna, pelvis, ambas rodillas: Base: 70 cm, aristas: 66,57 cm (de acuerdo con la fórmula de Flanagan) o base: 65 cm, aristas: 62 cm. A esta pirámide se le pueden agregar patas de 12 pulg en cada esquina, de manera que el paciente quede debajo. Actualmente la utilizamos en los pacientes afectados de sacrolumbalgia para realizar quiropraxia de los meridianos con el paciente en decúbito prono debajo de la pirámide. Todo el cuerpo: Base: 150 cm, aristas: 142,65 cm. Base: 200 cm, aristas: 190,2 cm.

El material de construcción puede ser cualquiera que no sea ferromagnético. La hemos construido de aluminio con remaches de aluminio, de cobre soldada con bronce, madera pegada o machimbrada (nunca clavada para evitar los clavos ferrosos), cartón piedra, acrílico pegado, no clavado, poliespuma, etc. Las que tenemos en la Clínica de Medicina Tradicional de ISCM de Camagüey son de aluminio y acrílico, fabricadas en el Taller de Ortopedia Técnica de Camagüey.

Normas terapéuticas

  1. Su acción es fundamentalmente analgésica, antiflogística (antiinflamatoria) y bacteriostática (similar a la acción de la electromagnetoterapia).
  2. Una de las caras (triángulos) debe siempre mirar al Norte magnético (debe utilizarse una brújula).
  3. Utilizar mesa y silla de madera, no de metal.
  4. Evitar cualquier motor encendido cerca de la pirámide (aire acondicionado, ventilador, etc.).
  5. En las afecciones traumáticas comenzar el tratamiento lo antes posible.
  6. No utilizar en pacientes a los que se les ha administrado corticoides de forma local o sistémica hasta 15 d después de suspender el tratamiento esteroideo. Se ha comprobado que el tratamiento con esteroides inhibe la acción terapéutica de cualquier técnica de medicina tradicional, incluso la acupuntura y sus técnicas afines, así como la magnetoterapia y la terapéutica piramidal.
  7. Tiempo: de 15 a 30 min. Pueden aplicarse 1 ó 2 sesiones diarias.
  8. A los 5 min, aproximadamente, de exposición en la pirámide, el paciente nota una sensación de acroparestesia que informa, como “cosquilleo”, “calambre” “ligero calor” o “latidos”, esto último en caso de sepsis.
  9. A los 10 min, aproximadamente, se experimenta hipoestesia y cierta sensación de ligereza del miembro tratado o de “aparente levitación”.
  10. A partir de los 10 min comienza a disminuir objetivamente la inflamación, si existiera.
  11. Entre 15 y 30 min debe desaparecer el dolor y notarse sensación de anestesia de la zona afecta.
  12. El tiempo de exposición no tiene límites. El límite, en realidad, lo ponemos nosotros. En 1979 un arquitecto construyó su casa en forma de pirámide, con las proporciones a escala de la Pirámide de Keops, orientada convenien-temente al norte magnético. Ha vivido allí con su familia desde entonces sin problemas. Refiere que existe gran armonía familiar y que han detenido bastante el envejecimiento fisiológico así como las enfermedades virales.
  13. No se ha descrito contraindicación al uso de las pirámides, no obstante, hemos encontrado gran similitud de su acción a la obtenida por la electromagnetoterapia por lo que nosotros no la utilizamos en: embarazadas, pacientes con enfermedad isquémica severa, portadores de marcapasos, ni en sujetos con sensibilidad individual (no hemos constatado ninguna hasta la fecha).
  14. Los resultados favorables se observan desde la primera sesión de tratamiento.

Indicaciones en afecciones ortopédicas

  1. Procesos inflamatorios de partes blandas.
  2. Artropatías inflamatorias y degenerativas.
  3. Esguinces y contusiones.
  4. Epicondilitis y epitroclitis.
  5. Síndromes del túnel carpiano y tarsiano.
  6. Talalgias y otras afecciones dolorosas e inflamatorias podálicas.
  7. Sacrolumbalgias y otros procesos dolorosos e inflamatorios espinales.
  8. Sinovitis transitoria de cadera en el niño.

Otras indicaciones

Puede utilizarse en procesos inflamatorios de otros sistemas como en el asma, sinusitis, cefaleas migrañosas, inflamación pélvica, prostatitis, etc.

Métodos

Se realizó un estudio prospectivo descriptivo de los pacientes atendidos en la Clínica de Medicina Natural y Tradicional del ISCM de Camagüey, tratados mediante energía piramidal exclusivamente, desde septiembre de 1997 hasta agosto de 1998, por artropatías dolorosas e inflamatorias de codo, muñeca, rodilla y tobillo. La muestra quedó conformada por 210 pacientes: 39 con lesiones inflamatorias del codo (epicondilitis y epitroclitis), 31 con afecciones inflamatorias de muñeca (esguince, síndrome del túnel carpiano, rehabilitación posfractura de Colles), 97 artropatías de rodilla (sinovitis, osteoartritis, plicas mediopatelar patológicas, periartritis, esguinces) y 43 lesiones de tobillo (esguinces, periartritis inespecífica) (tabla 1).

Tabla 1. Terapéutica piramidal en Ortopedia

Articulación

No.

Femenino

Masculino

Rodilla

97

76

21

Tobillo

43

23

20

Codo

39

12

27

Muñeca

31

16

15

Total

210

127

83

Se utilizó una pirámide de aluminio de 35 cm de lados iguales en las afecciones de codo, muñeca, rodilla y tobillo, y una de 65 cm de base x 62 de arista, de acuerdo con la fórmula de Flanagan, para las afecciones bilaterales de rodilla. Fueron cumplidas todas las normas terapéuticas antes citadas.

Los resultados se evaluaron de la manera siguiente:

  • Curado: Desaparición del dolor e inflamación. No impotencia funcional. Aparición de la mejoría a partir de la primera sesión de tratamiento.
  • Mejorado: Disminución ostensible del dolor, inflamación e impotencia funcional a las 10 sesiones de tratamiento. Aparición de la mejoría a partir de la primera sesión.
  • Igual: Persistencia de los mismos síntomas clínicos constatados al inicio del tratamiento al cabo de 10 sesiones. No mejoría en la primera sesión.
  • Empeorado: Aumento de los síntomas constatados al inicio del tratamiento. No mejoría en la primera sesión.

Discusión

Del total de 210 pacientes, 127 fueron del sexo femenino, el paciente de mayor edad tenía 83 años y el de menor, 18. La afección que obtuvo la mejoría más rápida fue el esguince de tobillo con un promedio de 3 sesiones de tratamiento para lograr remisión total de los síntomas. En la totalidad de los pacientes se observó reacción favorable al tratamiento a partir de la primera sesión. Ningún paciente empeoró con la terapéutica piramidal y hubo 3 pacientes con recidiva de los síntomas antes de los 3 meses de instaurado el tratamiento. Todos los pacientes fueron tratados exclusivamente con energía piramidal, no obstante, esta terapéutica puede asociarse a cualquier otra técnica de medicina natural y tradicional. Hemos asociado con buenos resultados: electromagnetoterapia, acupuntura, digitopresión, electroacupuntura, moxibustión y quiropraxia. Esta última es la de los meridianos que realizamos con el paciente debajo de una pirámide de 70 cm.

No existe antecedente bibliográfico para poder comparar los resultados del uso de la energía piramidal en afecciones del SOMA.

Los favorables resultados se observan a partir de la primera sesión de tratamiento, si no se obtuviera buen resultado en la primera sesión no culpar a la terapéutica sino valorar algún error iatrogénico como: mala confección u orientación de la pirámide, presencia de algún metal ferromagnético o de algún motor cercano, aplicación reciente de bloqueo con cortisona en la articulación a tratar, etcétera.

En la tabla 1 se observa el universo con la variable sexo de acuerdo con la articulación tratada.

Las diversas afecciones tratadas por articulación se exponen en la tabla 2. Así comprobamos que de los 39 pacientes tratados de codo, 31 correspondieron a epicondilitis, afección frecuente y de difícil tratamiento conservador. Excluimos los pacientes que habían sido infiltrados con hidrocortisona pues, como aclaramos anteriormente, los esteroides inhiben la acción terapéutica de la pirámide.

Tabla 2. Afecciones por articulación y número de sesiones

Articulación

Patología

No.

No. de sesiones promedio

Rodilla

Osteoartritis

73

10

Sinovitis

10

6

Esguinces

6

10

Plicas

5

10

Artralgias

3

10

Total

97

Codo

Epicondilitis

31

8

Epitroclitis

8

10

Total

39

Tobillo

Esguince

31

5

Periartritis

5

10

Túnel tarsiano

4

8

Inflamación

3

10

Total

43

Muñeca

Esguinces

19

6

Periartritis

8

10

Túnel carpiano

4

10

Total

31

Los 97 pacientes asistidos de afecciones de rodilla fueron en su mayoría, mayores de 50 años, por lo que la prevalencia fue de osteoartritis con 73. Hubo 10 casos de sinovitis, 6 esguinces, 5 plicas sinoviales mediopatelar patológicas y 3 artralgias inespecíficas.

En los 43 pacientes tratados de afecciones del tobillo incluimos: 31 esguinces de tobillo. Esta frecuente afección, tratada habitualmente con inmovilización enyesada, es una indicación excelente para la energía piramidal. Desde la primera sesión se observa desaparición del dolor y disminución de más del 90 % del proceso inflamatorio. El paciente llega claudicando a la consulta y al cabo de 15 a 20 min, por inconcebible que parezca, sale deambulando prácticamente sin claudicación. Mientras más rápido comencemos la terapéutica, mejor respuesta obtendremos. Por lo general, se requieren sólo 3 sesiones en los esguinces grados 1 y 2. En los de grado 3 se requieren de 10 a 15 sesiones y, en ocasiones, hay que añadir electromagnetoterapia parar lograr la remisión total de los síntomas. Sugerimos comenzar las aplicaciones de terapia piramidal con esta afección traumática para poder observar rápidamente los beneficios indiscutibles de esta terapéutica, económica, sencilla y asombrosa.

En esta tabla se constata también el resultado obtenido según el número de sesiones. En todos los pacientes se obtuvo una reacción favorable al tratamiento a partir de la primera sesión. El máximo de sesiones fue de 10 aunque, en la mayoría de los casos, el paciente experimente satisfacción plena a las 5 ó 6 sesiones. Muchas veces es el propio paciente el que insiste en continuar el tratamiento a pesar de haber remitido los síntomas. Cuando no obtenemos curación total en 10 sesiones, asociamos otra terapéutica tradicional asiática. Todos los pacientes experimentaron algún tipo de mejoría a partir de la primera sesión de tratamiento, por lo que ninguno fue considerado igual ni empeorado (tabla 3). La evolución favorable es directamente proporcional al tiempo de evolución de la lesión. A mayor cronicidad, mayor tiempo de exposición en la pirámide y mayor número de sesiones. No obstante, hemos observado casos insólitos de asombrosa mejoría, como por ejemplo, una paciente en el Hospital “Frank País” con un linfedema de 22 años de evolución y que refería no haberse visto en 20 años sus maleolos, obtuvo franca mejoría a partir de la primera sesión de tratamiento y ya en la tercera eran perfectamente evidentes sus maleolos y el cambio de coloración de la piel.

Tabla 3. Terapéutica piramidal en ortopedia. Resultados

Articulación

Igual

Curado

Mejorado

Empeorado

Total

Rodilla

0

61

36

0

97

Codo

0

27

12

0

39

Tobillo

0

37

6

0

43

Muñeca

0

17

14

0

31

Total

0

142

68

0

210

Por todo lo anteriormente expuesto consideramos la energía piramidal terapéutica de elección en los procesos dolorosos e inflamatorios del SOMA de difícil tratamiento actual. Puede sustituir a la terapia electromagnética, pues se obtienen los mismos resultados con ambas técnicas. El costo de fabricación de las pirámides es mínimo, no requiere energía eléctrica y es un equipo que puede durar toda la vida. Lo más difícil es la adquisición de una brújula, pero aun ésta puede fabricarse fácilmente con una aguja imantada colocada flotando en el agua.

En Cuba, la energía piramidal se utiliza, además de en la salud, en diversas industrias y en la agricultura. En Cárdenas, Matanzas, funciona el Grupo Gestor de la Sociedad Cubana de Energía Piramidal que orienta en el buen uso de esta “novedosa” energía y anualmente reúne a sus afiliados en talleres nacionales donde se analizan y discuten las diversas aplicaciones de la técnica. En la actualidad, existen servicios de Terapéutica Piramidal Ortopédica en Camagüey, Ciego de Ávila, Holguín y el Hospital “Frank País” de Ciudad de La Habana. Esperamos que este modesto trabajo sirva de estímulo para la creación de otros servicios investigativos y asistenciales.

En conclusión es factible utilizar la energía piramidal en afecciones ortopédicas que se caractericen por dolor e inflamación, su acción terapéutica es, fundamentalmente, analgésica, antiflogística y bacteriostática.

La construcción de pirámides es muy sencilla: cualquier material no ferroso, seguir la fórmula Arista = Base x 0,951; o sencillamente todos los lados iguales constituyendo la unión de 4 triángulos equiláteros, su orientación siempre debe ser: una cara de frente al norte magnético, no debe utilizarse mesa de metal ni tener cerca un motor en movimiento, que pudieran restar energía a la pirámide.

Puede utilizarse en otras afecciones no ortopédicas como: migraña, asma, sinusitis, inflamación pélvica, prostatitis, etc. Es la terapéutica más económica que existe en la actualidad para los procesos dolorosos e inflamatorios del SOMA.

Summary

The preliminary results obtained in 210 patients treated with the new technique of pyramidal therapeutics at the Clinic of Natural and Traditional Medicine of the Higher Institute of Medical Sciences of Camagüey were analyzed. Pyramides made of aluminum and acrylic of different sizes according to the region to be treated were used. It was proved that its action is eminently analgesic, antiflogistic and bacteriostatic and that orthopedic and traumatological affections characterized by pain and inflammation of the soft tissues with local sepsis or not may be also treated. The therapeutics should start as soon as possible to attain better results. It should not be associated either with blockings with corticoids or with the systemic administration of steroids, since the therapeutic action of the pyramidal energy is inhibited.

Subject headings: MEDICINE, TRADITIONAL; ALTERNATIVE THERAPIES.

Résumé

Les résultats préliminaires obtenus chez 210 patients traités dans la Clinique de Médecine naturelle et traditionnelle de l’ISSM de Camagüey, d’après la nouvelle technique de la thérapeutique pyramidale, ont été analysés. Des pyramides faites en aluminium et en acrylique de tailles différentes, en accord avec la région à traiter, ont été utilisées. On a obtenu des résultats très favorables depuis la première session de traitement. On a constaté que son action est éminentement analgésique, anti-inflammatoire et bactériostatique, que des affections orthopédiques et traumatologiques caractérisées par douleur et inflammation des parties molles avec sepsie locale ou non, peuvent être traitées, et que chez les patients traumatisés, la thérapeutique doit commencer le plus rapide que possible pour obtenir de meilleurs résultats. Elle ne doit pas être combinée à des blocages à cortïcoides ni à une administration systématique de stéroïdes, puisque l’action thérapeutique de l’énergie pyramidale serait inhibée.

Mots clés: MEDECINE TRADITIONNELLE; THERAPIES ALTERNATIVES.

Referencias bibliográficas

1. Berman F. El enigma de las pirámides, Barcelona: 1996.

2. Flanagan GP. Más allá del poder de las pirámides. México, DF: Editorial Diana, 1994.

3. ——. El poder de las pirámides, México, DF: Editorial Diana, 1990.

Recibido: 10 de agosto de 1999. Aprobado: 10 de diciembre de 1999.
Dr. Ulises Sosa Salinas. Clínica de Medicina Natural y Tradicional, Instituto Superior de Ciencias Médicas, Camagüey, Cuba.

  1. Especialista de II Grado en Ortopedia y Traumatología. Máster en Medicina Natural y Tradicional. Profesor de Ortopedia del Instituto Superior de Ciencias Médicas. Presidente de la Filial Provincial de la Sociedad Cubana de Ortopedia, Camagüey.
  2. Especialista de I Grado en Ortopedia y Traumatología. Hospital Ortópedico Nacional “Frank País”, Ciudad de La Habana.

http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-215X1999000100014&script=sci_arttext

Piramidal no Facebook
.
●●● Gostou? Então curta nossa página no Facebook.
.
Autor
●●●
 Seja amigo do autor do site no Facebook e esteja sempre antenado em assuntos interessantes.

Posted in Experiências | 2 Comments »

Mais artefatos antigos

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 3, 2012

piramidal.net | lojapiramidal.com

compartilhar

Os arquivos históricos estão repletos de relatos estranhos sobre objetos inexplicáveis. Analisei um relatório do The American Antiquarian publicado em 1883, no qual se lê que em 1880 um rancheiro do Colorado saiu em viagem para pegar carvão em um veio encravado em uma encosta. O lote específico recolhido pelo fazendeiro estava situado a uns 45 metros do começo do veio, e a uns 90 metros abaixo da superfície.

Quando ele voltou para casa, percebeu que os pedaços de carvão eram grandes demais para serem queimados em seu forno. Ele quebrou alguns – e de um deles saltou um dedal de ferro!

Pelo menos, era parecido com um dedal – e “dedal de Eva” foi o nome que deram ao objeto naquele lugar, onde se tornou bastante conhecido. Tinha as indentações dos dedais modernos e um “ombro” levemente recurvado na base. O metal esfarelava facilmente, e foi se desgastando com o contínuo manuseio de vizinhos curiosos. Finalmente, desfez-se.

Em 1883, imaginava-se que as tribos de índios norte-americanas nunca tinham usado dedais, nem mesmo objetos metálicos. Além disso, esse veio de carvão estava datado entre os períodos Cretáceo e Terciário, ou seja, há cerca de 70 milhões de anos.

Era um artefato impossível, mas estava bem encaixado em uma cavidade do carvão. Como outros artefatos fora do lugar (que Ivan T. Sanderson chamava de ooparts), parecia autêntico, mas impossível pela atual datação geológica e pela história aceita do planeta.32’33

Em 1967 foi divulgada a descoberta de ossos humanos em um veio de prata de uma mina do Colorado, e junto deles encontrava-se uma ponta de flecha com 10 centímetros. O depósito de prata tinha, é claro, vários milhões de anos, e segundo as ideias consensualmente aceitas, era muito mais antigo do que a humanidade.34

Embora a próxima história não tenha, em si, nada a ver com metais antigos, é fascinante e merece ser aqui repetida. Ela é absolutamente verídica e até hoje intriga os pesquisadores. Em outubro de 1932, dois exploradores estavam à procura de ouro em uma ravina no sopé

Múmia encontrada nas montanhas Pedro em 1932.

das montanhas Pedro, uns 100 quilômetros a oeste de Casper, Wyoming, quando viram uma “cor” na parede de pedra da ravina, e usaram uma carga especialmente forte de dinamite para rasgar uma seção de pedra à cata de riquezas minerais.

A poderosa explosão revelou uma pequena caverna natural dentro do granito sólido, uma caverna com não mais do que 1,20 metro de altura, 1,20 metro de largura e uns 5 metros de profundidade. Quando a fumaça se dissipou, os mineiros abaixaram-se e espiaram pela abertura. O que viram foi chocante, pois lá estava uma pequena múmia de criatura humanóide!

Ela estava sobre um beiral com as pernas cruzadas e os braços dobrados sobre o colo. Sua cor era marrom-escuro, sua pele bastante enrugada e seu rosto tinha alguns aspectos simiescos. Um dos olhos era caído, como se esse estranho camarada estivesse piscando para seus descobridores. A antiga múmia era espantosamente pequena, com apenas 36 centímetros de altura!

Os exploradores recolheram-na cuidadosamente, embrulharam-na em um cobertor e rumaram para Casper, onde a notícia da descoberta atraiu considerável atenção. Os cientistas mostraram-se céticos mas interessados, pois segundo a arqueologia tradicional seria impossível haver um ser humano enterrado em granito sólido. Mas a criatura era real!

Chapa de raioX da múmia encontrada nas montanhas Pedro.

A múmia foi examinada e radiografada pêlos cientistas. Tinha 36 centímetros de altura e pesava apenas 340 gramas. As chapas de raios x revelaram inegavelmente que a pequena criatura era um adulto. Biólogos que a examinaram declararam que sua idade seria 65 anos na ocasião de sua morte. As chapas mostraram dentição completa, um crânio diminuto, espinha dorsal, costelas, pernas e braços plenamente desenvolvidos. A múmia não era uma fraude bem montada, mas uma verdadeira entidade biológica, com características normais, embora mínimas.

Sua compleição tinha um tom cor de bronze. A testa era bem baixa, o nariz achatado com narinas abertas, a boca bem larga e os lábios finos retorcidos em um sorriso irônico.

Segundo Frank Edwards, autor de livros de divulgação científica, o Departamento de Antropologia de Harvard disse não haver dúvidas sobre a autenticidade da múmia. O doutor Henry Shapiro, chefe do Departamento de Antropologia do Museu Americano de História Natural, disse que os raios X revelaram um esqueleto bem pequeno coberto por pele ressequida, obviamente de idade muito elevada em termos históricos e de origem e tipo desconhecidos. A múmia misteriosa, disse o doutor Shapiro, é muito menor do que qualquer tipo humano atualmente conhecido.

Especulou-se que a múmia seria um bebé deformado e doente, embora os antropólogos que examinaram-na julgassem que, o que quer que fosse, teria sido um ser adulto por ocasião de sua morte. Edwards diz que o curador do departamento egípcio do Museu de Boston examinou a criatura e declarou que ela tinha a aparência de múmias egípcias que não foram envolvidas em gaze, o que impediria a exposição ao ar. Outro especialista, o doutor Henry Fairfield, sugeriu que a múmia misteriosa das montanhas Pedro poderia ser uma forma de antropóide que habitava o continente norte-americano em meados da Era Pliocênica.35

A caverna também foi examinada, mas não se encontrou sinal de habitação humana nem artefatos, inscrições, textos – nada além do pequeno beiral sobre o qual essa múmia ficou sentada durante incontáveis eras. Como ela ficou dentro de um bloco de granito sólido? Pelo que sei, o corpo nunca foi submetido à datação por carbono-14.

Embora a múmia tenha ficado exposta por muitos anos em Casper, ela desapareceu, e seu atual paradeiro é desconhecido.

Fonte: A Incrível Tecnologia dos Antigos, David Hatcher Childress, editora Aleph, 2005, pp.101-103.

Piramidal no Facebook
.
●●● Gostou? Então curta nossa página no Facebook.
.
Autor
●●●
 Seja amigo do autor do site no Facebook e esteja sempre antenado em assuntos interessantes.

Posted in Tecnologia Antiga | Etiquetado: , , , , , , | 2 Comments »

Objetos estranhos encontrados em rochas sólidas

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 3, 2012

piramidal.net | lojapiramidal.com

compartilhar

Um livro de Frank Edwards, intitulado Strangest of all,23 fala da descoberta de diversos objetos similarmente deslocados:

Em algum local do empoeirado depósito de um museu existe um fragmento de feldspato que foi tirado da mina Abbey, perto de Treasure City, Nevada, em novembro de 1869. Esse pedaço de pedra do tamanho de um punho é muito incomum porque firmemente incrustado nele havia um parafuso de metal com uns 5 centímetros de comprimento. Seu formato afilado ainda estava bem visível, bem como a regularidade da rosca. Por ser de ferro, estava oxidado, mas a pedra dura que reteve seus restos esfarelados preservara plenamente seus contornos delicados. O problema com essa peça de museu é que o feldspato no qual o parafuso estava inserido era milhões de anos mais antigo do que o ser humano (segundo estima a ciência), e por isso o incômodo exemplar foi enviado para uma academia de São Francisco e esquecido discretamente.

Vaso metálico encontrado dentro de uma rocha sólida em Dorchester, em 1851.

Na Scientific American n° 7 (p. 298), de 1852, foi informado que durante uma detonação em Dorchester, Massachusetts, em 1851, as metades quebradas de um vaso em forma de sino foram arrancadas de um leito de rocha, antes sólido, pela força da explosão. O vaso, com pouco menos de 12,7 centímetros de altura, era feito de um metal desconhecido e adornado com entalhes florais de prata – “a obra de um astuto artífice”, segundo a notícia do jornal local.

O editor da Scientific American deu a sua opinião, dizendo que o vaso teria sido feito por Tubal Cain, o bíblico pai da metalurgia. Em resposta, Charles Fort, que colecionou histórias sobre fatos estranhos e publicou-as em quatro livros, disse: “Embora receie que isso seja um pouco arbitrário, não estou disposto a atacar raivosamente todas as opiniões científicas”.24

Em 1891, a senhora S. W. Culp, de Morrisonville, Illinois, estava quebrando um pedaço de carvão para seu forno quando percebeu que havia uma corrente de ouro firmemente incrustada no carvão, agora quebrado. Em 1851, Hiram de Witt, de Springfield, Massachusetts, derrubou acidentalmente um pedaço de quartzo aurífero do tamanho de um punho e que fora encontrado na Califórnia. A pedra partiu-se na queda e, dentro dela, de Witt encontrou um prego de ferro de cinco centímetros, levemente corroído. “Estava bem reto e sua cabeça era perfeita”, informou o Times of London.25

Do mesmo modo, observa Frank Edwards:

Em 1851, no condado de Whiteside, Illinois, a ponta giratória de uma sonda petrolífera trouxe dois artefatos da areia situada a 37 metros de profundidade. Um deles era uma peça de cobre com a forma de um gancho náutico; o outro era um anel de cobre cuja finalidade é desconhecida. E em 1971, perto de Chillicothe, Illinois, perfuradores encontraram uma meda de bronze a 46 metros de profundidade – outra evidência de que algum homem estivera lá. Quando, porém, ninguém sabe dizer.26

Provavelmente, há centenas de relatos de itens anormais como esses – relatos de artefatos inquestionavelmente feitos pelo homem; mas, segundo o uniformitarianismo, eles devem ter centenas de milhares, ou mesmo milhões, de anos! A datação geológica do carvão, de fósseis, de geodos etc. é feita com base nos estratos geológicos. Os estratos mais baixos são considerados mais antigos do que os estratos superiores. Presumindo-se que as mudanças geológicas são lentas e uniformes, então podemos dizer que os estratos coincidem com certos períodos de tempo, durante os quais os componentes foram depositados (cinco milhões de anos, etc.).

Esfera metálica das minas de Ottosdal. Idade estimada de 2,8 bilhões de anos.

Tendo em mente a clara possibilidade de que a geologia uniformitária e a datação estão completamente erradas, objetos que inicialmente aparentariam uma idade extremamente antiga, digamos centenas de milhares ou milhões de anos, podem ter sido feitos em épocas bem mais recentes. Creio ser o que acontece com a maioria desses artefatos. Embora pareça que a maioria deles é autêntica, provavelmente tem dezenas de milhares, e não milhões de anos.

Outro ponto interessante a observar aqui é o mecanismo pelo qual artefatos “entram” em blocos de carvão, pedras e geodos. Ë o mesmo mecanismo que cria fósseis: não a lenta mudança geológica, mas súbitos cataclismos geológicos, como aqueles que supostamente teriam afundado continentes na Antiguidade. Parece que tais cataclismos não são eventos isolados ou raros, mas ocorrem com alarmante regularidade!

Uma descoberta curiosa nesse gênero foi comunicada em 1982. Segundo vários relatos, inclusive um no livro Forbidden archeology,*’27 nas últimas décadas os mineiros da África do Sul têm encontrado centenas de esferas metálicas, e várias delas possuem as três ranhuras paralelas ao redor do seu equador.

As esferas são de dois tipos: “Um é de metal azulado, sólido, com manchas brancas, e o outro é uma esfera oca com um centro esponjoso, branco”. Roelf Marx, curador do museu em Kleskorp, África do Sul, onde algumas dessas esferas estão guardadas, disse em uma carta de 1984:

Não há nada científico publicado a respeito dos globos, mas o fato é que contêm pirofilite, que é extraída na pequena cidade de Ottosdal, na região oeste do Transvaal. Esse pirofilite – Al2 Si4 O10(OH)2 – é um mineral bastante macio e secundário, com apenas 3 pontos na escala de Moh, formado por sedimentação há bilhões de anos. Por outro lado, os globos, que têm uma estrutura fibrosa no interior, com uma casca à sua volta, são muito duros e não podem ser riscados, nem mesmo por aço duro.

Moh é uma escala de dureza que usa dez minerais como referência, sendo o diamante (10) o mais duro e o talco (1) o mais macio.28

As-estranhas-esferas-de-3-bilhões-de-anos

A geologia uniformitária supõe que as esferas metálicas com ranhuras das minas de Ottosdal provêm de um estrato denominado pré-cambriano, um depósito mineral que, segundo se “acredita”, tem 2,8 bilhões de anos de idade! Repito, 2,8 bilhões de anos! Parece improvável uma lacuna dessas na história da metalurgia, e acredito que essas esferas metálicas devem ter dezenas, talvez centenas de milhares de anos. Boa parte das datações uniformitárias é excessivamente conservadora, e foi provado que grandes depósitos de estratos, com vários metros de espessura, podem surgir em questão de dias, e não em milhões de anos, como os adeptos da teoria uniformitária costumam supor. Às vezes, diz-se que “os estratos são datados a partir dos fósseis, e os fósseis são datados pêlos estratos”. Esse raciocínio vicioso foi aplicado às esferas estriadas; são velhas, sem dúvida, mas terão bilhões de anos?

Tubo metálico encontrado em Saint-Jean de Livet, na França. Idade estimada em 65 milhões de anos.

Outra descoberta similar foi registrada por William Corliss em Ancient man: a handbook of puzzling artifacts:29 a descoberta de objetos metálicos moldados em um leito de giz na França. A descoberta foi feita em Caen, em 30 de setembro de 1968. Alguns nódulos metálicos foram formados em uma cavidade de uma camada de giz “aptiana” em uma pedreira que estava sendo explorada em Saint-Jean de Livet. Esses nódulos metálicos têm cor marrom-avermelhado e forma semi-ovóide idêntica (mas de tamanhos diferentes). A camada de giz teve a idade estimada em 65 milhões de anos e os nódulos metálicos foram considerados artificiais, criados por “seres inteligentes”, que viveram em remota antiguidade.30 31

* A edição condensada desse livro, The hidden history of the human race, foi recentemente traduzida e publicada pela Editora Aleph – A história secreta da raça humana, 2004. [N.T.]

Fonte: A Incrível Tecnologia dos Antigos, David Hatcher Childress, editora Aleph, 2005, pp.98-101.

log_pir_47

.
 Gostou? Então curta nossa página no Facebook.
.
.
Autor Seja amigo do autor do site no Facebook, e esteja sempre antenado em assuntos interessantes.

Posted in Tecnologia Antiga | Etiquetado: , , , , , , , , , , , , | 1 Comment »

Plantas e eletromagnetismo

Publicado por: luxcuritiba em fevereiro 2, 2012

banner

Assim como respondem aos comprimentos de onda da música, as plantas são continuamente afetadas pelos comprimentos de onda do espectro eletromagnético, vindos da Terra, da Lua, dos planetas, do cosmo e de um sem-número de engenhos concebidos pelo homem; resta saber apenas com exatidão quais os benéficos e quais os prejudiciais.

Uma tarde, por volta de 1730, um escritor e astrônomo francês, Jean-Jacques Dertous de Mairan, regava uma coleção de Mimosa pudica em sua sala de estar em Paris quando, para sua surpresa, notou que o desaparecimento do sol parecia fazer com que as folhas das plantas sensitivas se retraíssem, tal como quando tocadas com a mão. Legítimo pesquisador, admirado por seu contemporâneo Voltaire, Mairan não se precipitou a concluir que as plantas, com a chegada da noite, estavam simplesmente “indo dormir”. Em vez disso, esperou que o sol se erguesse de novo e colocou duas de suas plantas num armário escuro. As folhas dessas plantas – notou então – permaneciam normalmente abertas ao meio-dia; ao pôr-do-sol, no entanto, elas se retraíam com a mesma rapidez observada nas plantas que continuavam sobre a mesa da sala. Mairan concluiu que a dormideira ou malícia devia ser capaz de “sentir” o sol, ainda que o não “visse”.

Mas Mairan – cujas investigações científicas iam desde o movimento de rotação da Lua e as propriedades físicas da aurora boreal até a razão da luminosidade do fósforo e as peculiaridades do número 9 – não soube esclarecer a causa do fenômeno. Num relatório enviado à Academia Francesa, sugeriu insatisfatoriamente que suas plantas deviam estar sob a influência de um fator desconhecido no universo, fator ao qual talvez se sujeitassem ainda os pacientes hospitalizados, que em certas horas do dia pareciam ficar extremamente fracos.

Cerca de dois séculos e meio depois, o Dr. John Ott, que dirige o Instituto de Pesquisas sobre a Luz e o Bem-estar Ambiental em Sarasota, na Flórida, interessouse pelas observações de Mairan, que foi capaz de confirmar, e quis saber se a “energia desconhecida” em questão penetraria uma massa compacta de terra, a única couraça reconhecidamente capaz de bloquear a chamada “radiação cósmica”. Ao meio-dia, Ott levou seis pés de dormideira para o fundo de uma mina, quase 200 metros abaixo da superfície da Terra. Ao contrário dos trancados no armário de Mairan, os espécimes subterrâneos de Ott recolheram imediatamente as folhas, sem esperar pelo crepúsculo; fizeram-no, inclusive, quando ao redor foram acessas lâmpadas elétricas. Mas, sobre a causa do fenômeno, Ott continuou na mesma escuridão que seu predecessor francês, a não ser por relacioná-lo ao eletromagnetismo, do qual pouco se sabia no tempo de Mairan.

Tudo o que os contemporâneos de Mairan conheciam sobre a eletricidade era o que lhes tinha sido transmitido pelos gregos em relação às propriedades do âmbar amarelo – ou élektron, como o chamavam -, que atraía uma pena ou um fiapo de palha quando friccionado intensamente. Antes de Aristóteles, já se sabia que a magnesita ou pedra-ímã, um óxido de ferro preto, também podia exercer uma atração igualmente inexplicável sobre limalhas de ferro. Como esse material era abundantemente encontrado numa região da Ásia Menor chamada Magnésia, passou a ser conhecido como magnes lithos, ou pedra magnésia, termo reduzido para magnes em latim, magnet em inglês (Magneto em português – N. do T.).

O primeiro a vincular a eletricidade ao magnetismo foi o sábio do século XVI William Gilbert, cuja perícia no tratamento de doenças e erudição filosófica valeram-lhe a designação para médico da Rainha Elizabeth I. Proclamando que o próprio planeta era um magneto globular, Gilbert atribuiu uma “alma” à pedra-ímã, posto que ela era “parte e descendente dileta de sua mãe animada, a Terra”. O sábio descobriu ainda que outros materiais, além do âmbar amarelo, eram capazes de atrair objetos, quando friccionados, qualificando-os de “elétricos” e cunhando a expressão “força elétrica”.

Durante séculos, as forças atrativas do âmbar e da pedra-ímã foram tomadas – fossem o que fossem – por “fluídos etéreos penetrantes” emitidos pelas substâncias. Cinquenta anos após as experiências de Mairan, Joseph Priestley, conhecido sobretudo como o descobridor do oxigênio, escrevia em seu popular compêndio de eletricidade:

A Terra e todos os corpos que nos são familiares, sem exceção, parecem conter certa quantidade de um fluído supremamente elástico e sutil que os filósofos concordam em chamar de elétrico. Fenômenos notáveis se originam em qualquer corpo desde que se altere, para mais ou para menos, seu conteúdo natural desse fluído. Diz-se então que o corpo está eletrificado e ele é capaz de apresentar aspectos que são atribuídos à força da eletricidade.

O verdadeiro conhecimento do magnetismo evoluiu muito pouco até o século XX. Como, pouco antes da Primeira Guerra Mundial, o Prof. Silvanus Thompson declarou numa conferência em homenagem a Robert Boyle, “as propriedades ocultas do magnetismo, depois de terem excitado a admiração da humanidade por séculos, continuam ocultas, e não apenas por requererem ainda investigações experimentais, mas também por permanecer inexplicada sua causa última”. Um texto publicado logo após a Segunda Guerra Mundial pelo Museu da Ciência e Indústria de Chicago declara que os seres humanos ainda não sabem por que a Terra é um ímã, como os materiais magnéticos são afetados por ímãs distantes deles, por que as correntes elétricas têm à sua volta campos magnéticos, nem mesmo por que os átomos de matéria, minúsculos como são, dão forma a prodigiosos volumes de espaço, aparentemente vazios, onde a energia se condensa.

Nos três séculos e meio decorridos desde a publicação da famosa obra de Gilbert De magnete, muitas teorias foram propostas para explicar a origem do geomagnetismo, mas nenhuma delas é satisfatória.

O mesmo pode ser dito a respeito da física contemporânea, que substituiu a idéia de um “fluído etéreo” por um espectro de radiações ondulatórias chamadas “radiações eletromagnéticas”, estendendo-se de enormes macropulsações, cada qual com a duração de várias centenas de milhares de anos e com ondas de milhões de quilômetros de comprimento, até super-rápidas pulsações energéticas que se alternam 10 sextilhões de vezes por segundo, com comprimentos de onda infinitesimais que medem a décima bilionésima parte de um centímetro. As do primeiro tipo são associadas a fenômenos como a inversão do campo magnético terrestre; as do segundo, à colisão de átomos, em geral de hidrogênio e hélio, que se movem a velocidades incrivelmente altas e se convertem na forma de energia radiante chamada de “raios cósmicos”. Entre elas, estão incontáveis faixas de ondas energéticas, inclusive os raios gama, que se originam nos núcleos dos átomos; os raios x, que se originam em suas camadas exteriores; uma série de frequências que, por serem visualmente perceptíveis, são chamadas de luz; e as frequências usadas em rádio, tevê, radar e um número cada vez maior de setores, da pesquisa espacial à cozinha eletrônica.

As ondas eletromagnéticas diferem das ondas sonoras por se transmitirem não só através da matéria, mas também através do “nada”, precipitando-se a uma velocidade de 300 milhões de quilômetros por segundo através de vastas regiões do cosmo que já se supôs contivessem um meio chamado “éter”, mas que agora são tidas por um vácuo quase perfeito. Mas ninguém explicou ainda como, exatamente, se transmitem. Como nos disse um físico eminente, “nem conseguimos entender o danado do mecanismo”.

Em 1947, Jean Antoine Nollet, um abade e físico francês, tutor do delfim, foi informado por um físico alemão de Wittenberg de que a água que caía gota a gota de um tubo capilar poderia correr num fluxo constante, caso o tubo fosse eletrificado. Após repetir a experiência do alemão e acrescentar-lhe outras de sua própria concepção, Nollet passou, como disse mais tarde, “a acreditar que essa virtude elétrica, empregada de certa maneira, poderia ter algum efeito sobre os corpos organizados, licitamente vistos como máquinas hidráulicas fabricadas pela própria natureza”. Nollet pôs várias plantas, em vasos metálicos, perto de um condutor e ficou intrigado ao verificar que seu ritmo respiratório aumentava. Numa longa série de experiências, testou não só narcisos, mas também andorinhas, gatos e pombos, notando que todos eles perdiam peso mais depressa quando eletrificados.

Decidido a averiguar a eventual influência dos fenômenos elétricos sobre e germinação, Nollet plantou dezenas de sementes de mostarda em dois pequenos recipientes, eletrificando um deles, durante uma semana, das 7 às 10 da manhã e das 3 da tarde às 8 da noite. Findo o prazo, todas as sementes do recipiente eletrificado tinham germinado e chegado a uma altura média de 15 a 16 lignes – a linha, velha medida francesa, correspondente à duodécima parte da polegada, ou cerca de 2,25 milímetros. Das sementes não eletrificadas, só três tinham brotado, medindo apenas de 2 a 3 lignes de altura. Sem nem sequer imaginar por quê, Nollet apenas pôde sugerir, em seu longo comunicado à Academia Francesa, que a eletricidade parecia ter efeitos profundos sobre o crescimento das formas vivas.

A conclusão de Nollet foi formulada poucos anos antes de uma notícia alvoroçar a Europa: a de que Benjamin Franklin, em Filadélfia, captara a descarga elétrica de um raio soltando um papagaio em meio a uma tempestade. Atingindo uma ponta de metal na armação do papagaio, o raio descera pela linha molhada até uma garrafa de Leyden, aparelho inventado em 1746, na Universidade de Leyden, que permitia condensar a eletricidade em água e descarregá-la numa única explosão súbita. Até então, só a eletricidade estática, produzida por um gerador eletrostático, podia ser condensada numa garrafa de Leyden.

Enquanto Franklin colhia eletricidade das nuvens, o brilhante astrônomo Pierre Charles Lemonnier, admitido na Academia Francesa aos 21 anos e mais tarde aclamado por sua descoberta da obliquidade da eclíptica, determinava que, mesmo em dias ensolarados, existe na atmosfera terrestre um estado permanente de atividade elétrica. Continuava a ser porém um mistério a ação das cargas onipresentes sobre as plantas.

A tentativa seguinte de adaptar a eletricidade atmosférica à frutificação das plantas ocorreu na Itália. Em 1770, um certo Prof. Gardini esticou vários fios de arame sobre uma produtiva plantação monástica em Turim. Em pouco tempo, muitas das plantas murchavam e morriam. Mas a plantação reviveu tão logo os monges retiraram os fios. Gardini deduziu que ou bem as plantas tinham sido privadas de um fornecimento natural de eletricidade necessário a seu crescimento, ou bem tinham recebido uma dose excessiva. Ao saber que, na França, os irmãos Joseph-Michel e Jacques-Étienne Montgolfier tinham feito subir um imenso balão cheio de ar aquecido, permitindo a dois passageiros viajar 10 quilômetros sobre Paris em 25 minutos, Gardini recomendou que esse novo invento fosse aplicado à horticultura, ligandose a ele um longo fio através do qual a eletricidade pudesse ser conduzida de grandes alturas até as plantações.

Essas propostas francesas e italianas pouco interessaram aos figurões científicos de então, que já começavam a dar mais atenção aos efeitos da eletricidade sobre os corpos inertes, em detrimento dos vivos. Também não se comoveram muito quando outro homem da Igreja, o Abade Bertholon, publicou em 1783 seu abrangente tratado DE l’électricité des végétaux. Professor de física experimental em universidades francesas e espanholas, Bertholon deu um sólido apoio à idéia, já exposta por Nollet, de que, alterando-se a viscosidade, ou resistência dos fluídos, nos organismos vivos, a eletricidade podia provocar mudanças em seu crescimento. Citava a informação de um físico italiano, Giuseppe Toaldo, segundo o qual dois jasmineiros perto de um pára-raios haviam chegado à incrível altura de 9 metros, enquanto os demais do mesmo grupo permaneciam com 1,20 metro.

Bertholon, que era considerado meio feiticeiro, punha um jardineiro de pé numa prancha de material isolante para molhar sua horta com um regador eletrificado. Garantia que as verduras cresciam extraordinariamente. De sua invenção é também o que ele mesmo chamou de “eletrovegetômetro”, um aparelho para captar a eletricidade atmosférica através de uma antena e transmiti-la às plantas. Escrevendo sobre o invento, disse que ele “se aplica à produção vegetal de todo tipo, em toda parte, seja qual for o tempo; sua utilidade e eficácia não podem ser ignoradas nem postas em dúvida, salvo pelas almas tímidas que não se entusiasmam com as descobertas e que nunca hão de deitar abaixo as barreiras da ciência, mas sim permanecer covarde à qual, por paliativo, costumam dar o nome de prudência”. Em sua conclusão, o abade ousava sugerir que o melhor fertilizante para plantas, algum dia, haveria de vir “livre dos céus” em forma elétrica.

A perturbadora idéia de uma interação das coisas vivas – de que todas elas, de fato, estavam imbuídas de eletricidade – tomou impulso gigantesco em novembro de 1780, quando a mulher de um cientista bolonhês, Luigi Galvani, descobriu casualmente que uma máquina usada para gerar eletricidade estática fazia uma perna de sapo amputada pular espasmodicamente. Chamado a ver o fato, Galvani surpreendeu-se, mas logo se perguntou se a eletricidade não seria realmente uma manifestação de vida. Achando que sim, no dia de Natal, escreveu em suas anotações: “O fluído elétrico deve ser considerado um meio de excitar a força neuromuscular”.

Nos seis anos seguintes, Galvani estudou os efeitos da eletricidade sobre a coordenação muscular, até descobrir acidentalmente que as pernas de sapo também se mexiam sem a aplicação de uma corrente elétrica, desde que os fios de cobre dos quais pendiam fossem impulsionados pela vento contra uma grade de ferro. Compreendendo que a eletricidade, nesse circuito tríplice, só podia provir dos metais ou das pernas, Galvani, firmemente inclinado a tomá-la por uma força viva, acabou associando-a aos tecidos animais e atribuindo a reação a um fluído ou energia vital, inerente ao corpo dos sapos, ao qual chamou de “eletricidade animal”.

As descobertas de Galvani, a princípio, receberam o caloroso apoio de seu compatriota Alessandro Volta, um físico da Universidade de Paiva, no ducado de Milão. Mas quando, repetindo a experiência de Galvani, Volta notou que só obtinha o efeito elétrico ao usar dois metais diferentes, escreveu ao Abade Tommaselli, dizendo-lhe ser óbvio que a eletricidade não provinha das pernas de sapo, mas sim “da simples aplicação de dois metais de diferente qualidade”. Concentrando-se nas propriedades elétricas dos metais, Volta chegou em 1800 à invenção de uma pilha composta por discos de zinco e cobre alternados e um pedaço de papel úmido separando as camadas. Instantaneamente carregável, a pilha de Volta enfim libertava os pesquisadores de sua dependência da eletricidade natural ou estática, pois servia para produzir corrente elétrica uma infinidade de vezes – e não apenas uma, como a garrafa de Leyden. Precursora de nossos diferentes tipos de acumulador, ela revelava uma eletricidade artificial, cinética ou dinâmica, que por pouco não obliterava a noção de uma energia vital especial nos tecidos vivos formulada por Galvani.

Apesar de ter aceito de início as descobertas de Galvani, Volta escreveu mais tarde: “Se excluirmos dos órgãos animais toda atividade elétrica própria, abandonando assim a atraente idéia sugerida pelas belas experiências de Galvani, poderemos considerar tais órgãos como simples eletrômetros de um tipo novo e precisão extraordinária”. Malgrado a profética afirmação de Galvani, pouco antes de sua morte, de que um dia a análise de todos os aspectos fisiológicos de suas experiências permitiria “um melhor conhecimento da natureza das forças vitais e de sua duração específica, segundo as variações de sexo, idade, temperamento, saúde e da própria constituição da atmosfera”, os cientistas negligenciaram suas teorias e as negaram na prática.

Poucos anos antes, sem que Galvani o soubesse, o jesuíta húngaro Maximilian Hell revivera a idéia, expressa por Gilbert, de que a pedra-ímã transmitia aos metais ferrosos características da mesma índole da alma; com essa idéia na cabeça, ele inventara uma singular disposição de lâminas de aço magnetizado para curar a si mesmo de um reumatismo persistente. Um amigo seu, o físico vienense Franz Anton Mesmer, que se interessara pelo magnetismo ao ler Paracelso, impressionou-se com as curas de várias doenças em outras pessoas, logo empreendidas por Hell, e deu início a uma série de experiências para comprová-las. Sem demora, Mesmer se convenceu de que a matéria viva tinha uma propriedade suscetível à ação de “forças magnéticas terrestres e celestiais”, propriedade a que chamou de “magnetismo animal”, em 1779, e à qual dedicou uma tese de doutoramento intitulada A influência dos planetas sobre o corpo humano. Ao saber que havia um padre suíço, J. J. Gassner, curando doentes pelo tato, Mesmer adotou com sucesso sua técnica e proclamou que algumas pessoas, entre as quais se incluía, possuíam mais força magnética que outras.

Malgrado a aparência de que essas surpreendentes descobertas da energia bioelétrica e biomagnética levariam a uma nova era de pesquisas capaz de unir numa só coisa a física, a medicina e a fisiologia, a porta novamente foi fechada, dessa vez por mais de um século. Onde outros tinham falhado, Mesmer era bem sucedido, tratando de casos graves, e isso aguçou a inveja dos demais médicos vienenses. Atribuindo suas curas à feitiçaria e ao Diabo, eles se organizaram em comissão para investigá-las. Declarando-se a comissão contra seus feitos, Mesmer foi expulso da classe médica e intimado a abandonar sua prática.

Mudando-se em 1778 para Paris, onde as pessoas lhe pareciam “mais esclarecidas e menos indiferentes às novas descobertas”, conseguiu converter a seus métodos o poderoso Charles d’Eslon, principal médico da corte do irmão de Luís XVI, que o introduziu em círculos influentes. Mas em breve os médicos franceses se mostraram tão enfurecidos e invejosos quanto seus confrades austríacos. A grita forçou o rei a designar uma comissão para investigar o assunto, embora D’Eslon, numa reunião da classe médica na Universidade de Paris, tivesse saudado a contribuição científica de Mesmer como “uma das mais importantes da época”. Quando a comissão, que incluía o diretor da Academia Francesa de Ciências – que em 1772 decretara solenemente que os meteoritos não existiam – e cujo presidente era o embaixador norteamericano Benjamin Franklin, deu o veredicto de que “nem existe nem pode ter efeito salubre o magnetismo animal”, a grande popularidade de Mesmer, assim exposto ao ridículo, começou a declinar. Retirando-se para a Suíça, ele aí completou, um ano antes de morrer, em 1815, sua obra mais importante: O mesmerismo ou O sistema das influências recíprocas – teoria e prática do magnetismo animal. Em 1820, Hans Christian Oersted, um cientista dinamarquês, descobriu que, colocada perto de um fio eletrificado, uma agulha de bússola sempre se movia de modo a ficar perpendicular ao fio. Quando a corrente era invertida, a agulha apontava na direção oposta. O fato de uma força agir sobre ela indicava que no espaço ao redor do fio deveria existir um campo magnético. A hipótese levou a uma das mais proveitosas descobertas na história da ciência, quando Michael Faraday, na Inglaterra, e Joseph Henry, nos Estados Unidos, compreenderam independentemente que o fenômeno oposto era igualmente válido, ou seja, que um campo magnético poderia induzir uma corrente elétrica se o fio fosse movido através dele. Assim foi inventado o “gerador” e, com ele, um mundo totalmente novo de engenhos elétricos.

Hoje, os livros sobre o que o homem pode fazer com a eletricidade enchem dezessete prateleiras de 30 metros nas estantes da Biblioteca do Congresso em Washington, mas o que é e por que funciona a eletricidade continuam a ser mistérios tão grandes quanto na época de Priestley. Os cientistas modernos, não fazendo ainda idéia da composição das ondas eletromagnéticas, limitam-se simplesmente a empregá-las em rádio, radar, televisão e torradeiras.

Em virtude de uma concentração tão mal equilibrada sobre as propriedades mecânicas do eletromagnetismo, só um reduzido grupo de indivíduos, no transcurso dos anos, deu atenção a saber como e por que o eletromagnetismo pode afetar os seres vivos. Entre eles figura com destaque o Barão Karl von Reichenbach, um cientista alemão de Tubingen que em 1845 descobriu produtos extraídos do alcatrão vegetal, entre os quais o creosoto, usados para a preservação de mourões de cercas e estacas imersas. Certo de que pessoas especialmente dotadas – ou, no seu próprio fizer, “sensitivas” – podiam ver uma energia estranha emanando de todas as coisas vivas, e mesmo das extremidades de um ímã, cunhou para tal energia o tempo de odyle ou od. Embora suas obras fosse traduzidas em inglês por um eminente médico, Willian Gregory, designado professor de química na Universidade de Edimburgo em 1844, como Pesquisas sobre as forças do magnetismo, eletricidade, calor e luz em relação à força da vida, suas tentativas para provar a existência delas aos físicos contemporâneos da Inglaterra e do continente foram sumariamente rejeitadas.

Reichenbach indicou o motivo da repulsa à sua “força ódica” ao escrever: “Sempre que eu tocava no assunto, sentia-me como se dedilhasse numa corda uma nota desagradável. Em seus espíritos, as pessoas associavam od e sensitividade ao chamado magnetismo animal e ao mesmerismo, e com isso toda a simpatia acabava”. A associação, com efeito, não se justificava, pois Reichenbach fora bastante claro ao declarar que, embora a misteriosa força ódica pudesse parecer com o magnetismo animal e a ele fosse conjugada, também podia existir separadamente.

Anos depois, Wilhelm Reich afirmaria que “a energia da qual tratavam os antigos gregos e os modernos desde Gilbert era basicamente diferente da energia de que tratam os físicos desde Volta e Faraday, obtida pela movimentação de fios em campos magnéticos; diferente não apenas quanto ao princípio de sua produção, mas diferente em fundamento”.

Reich acreditava que os antigos gregos, com o princípio de fricção, tinham descoberto a misteriosa energia à qual deu o nome de “orgônio”, tão semelhante ao od de Reichenbach e ao éter dos antigos. Reich garantia que o orgônio é o meio no qual a luz se move, bem como o meio da atividade gravitacional e eletromagnética, e que ele preenche todo o espaço, em diferentes graus e concentração, e está presente até mesmo no vácuo. Considerava-o o vínculo básico entre a matéria orgânica e a inorgânica. Na década de 60, pouco após a morte de Reich, tornavam-se esmagadoras as evidências de uma base elétrica nos organismos. Um autor que escreve sobre a ciência ortodoxa, D. S. Halacy, reconheceu isso em termos simples: “O fluxo dos elétrons é básico para praticamente todos os processos vitais”.

As dificuldades surgidas no período entre Reichenbach e Reich derivaram parcialmente da voga científica de considerar as coisas à parte, em detrimento de seu estudo como todos funcionais. Ao mesmo tempo, um abismo cada vez maior separou os pesquisadores envolvidos com as chamadas “ciências naturais” dos físicos inclinados, numa progressão constante, a só dar crédito ao que podiam ver ou medir instrumentalmente. Nesse meio tempo, a química se concentrou em entidades separadas cada vez menores e mais variadas que em sua recombinação artificial propunham uma fascinante cornucópia de novos produtos.

A primeira síntese artificial de uma substância orgânica, a uréia, feita em laboratório em 1828, pareceu destruir a idéia de que havia um aspecto “vital” especial nos seres vivos. A descoberta das células, as significativas contrapartes biológicas dos átomos da filosofia grega clássica, sugeriu que as plantas, os bichos e o próprio homem eram apenas diferentes combinações desses blocos de construção ou agregados químicos. Nesse clima novo, poucos tomaram a iniciativa de estudar a fundo os efeitos do eletromagnetismo sobre a vida. Não obstante, alguns individualistas excêntricos formulavam volta e meia uma idéia de que as plantas poderiam responder a forças cósmicas, livrando assim do esquecimento as descobertas de Nollet e Bertholon.

Na América do Norte, William Ross, ponto à prova afirmações feitas pelo Marquês de Anglesey de que as sementes germinavam mais rápido quando eletrificadas, plantou pepinos, numa mistura de óxido preto de manganês, sal de cozinha e areia lavada, regando-os com ácido sulfúrico diluído. Ligou então uma corrente elétrica à mistura, levando as sementes a germinarem muito mais depressa que outras postas numa mistura idêntica, mas não eletrificadas. Um ano mais tarde, em 1845, o primeiro número do Journal Of the Horticultural Society, de Londres, publicava um longo relato sobre a “Influência da eletricidade na vegetação”, escrito por um agrônomo, Edward Solly, o qual, como Gardini, tinha estendido fios sobre canteiros e, como Ross, experimentado enterrá-los. Mas, das setenta experiências de Solly com vários cereais, legumes e flores, só dezenove tiveram resultados benéficos, enquanto outras tantas foram prejudiciais.

Os resultados conflitantes conseguidos por tais pesquisadores deixavam claro que a quantidade, a qualidade e a duração da estimulação elétrica eram de fundamental importância para cada tipo de forma vegetal. Mas, como os físicos não dispunham de instrumental para medir seus efeitos específicos e ainda não sabiam exatamente como a eletricidade, artificial ou atmosférica, agia sobre as plantas, o campo experimental ficou entregue a horticultores empenhados e a simples curiosos. Mesmo assim, continuaram a ser registradas várias observações que demonstravam que a vegetação tinha uma característica elétrica.

Em 1859, um número do Gardener’s Chronicle londrino publicou a informação de que um brilho súbito passava de uma verbena vermelha para outra, acrescentando que a melhor ocasião para observar o fenômeno eram os momentos crepusculares quando uma tempestade se armava depois de muitos dias secos. Isso validava a observação, feita por Goethe, de que as papoulas orientais emitiam um brilho estranho ao crepúsculo.

Só na última parte do século, na Alemanha, abriram-se novas perspectivas sobre a exata natureza da eletricidade no ar, que Lemonnier tinha descoberto. Julius Elster e Hans Gaitel, especializando-se na emissão espontânea de radiação por substâncias inorgânicas, que já se começava a chamar de “radioatividade”, deram início a um vasto estudo da eletricidade atmosférica. Tal estudo iria revelar que o solo terrestre libera continuamente no ar partículas eletricamente carregadas. Chamadas de íons – palavra formada do particípio presente do verbo grego ienai, que significa ir, andar -, essas partículas foram consideradas como átomos, grupos de átomos ou moléculas que, ganhando ou perdendo elétrons, passavam a ter uma carga positiva ou negativa. A observação de que a atmosfera estava permanentemente cheia de eletricidade, feita por Lemonnier, encontrava enfim um tipo de explicação material.

Em dias claros e firmes, a terra tem uma carga elétrica negativa, ao passo que a da atmosfera é positiva: os elétrons, em consequência, fluem do solo e das plantas em direção ao céu. Durante as tempestades, a polaridade se inverte, tornando-se positiva a terra, e negativa a base da camada de nuvens. Como, ao que se estima, há de 3000 a 4000 tempestades “elétricas”, em qualquer momento dado, agitando a superfície do globo, as cargas perdidas pela terra nas zonas favorecidas por tempo ameno são assim substituídas, estabelecendo-se um perfeito equilíbrio dos elementos elétricos.

Em decorrência desse fluxo de eletricidade em manifestação constante, a voltagem, ou tensão elétrica, aumenta nas altitudes maiores. Entre a cabeça de um homem de 1,80 metro e o chão que pisa, é de 200 volts; entre o topo do Empire State e as calçadas que o rodeiam, de 40000; no intervalo entre as camadas mais baixas da ionosfera e a superfície da Terra, de 360.000. Ainda que isso pareça uma ameaça, o perigo de choque é reduzido, pois há pouca passagem de corrente. A maior dificuldade, para o aproveitamento desse vasto reservatório de energia, é não dispormos ainda de um conhecimento exato de seu funcionamento e das leis que governam suas operações.

Uma nova investida quanto à aplicação da eletricidade atmosférica ao crescimento das plantas teve início quando um cientista finlandês de interesse ecléticos, Selin Lemstrom, realizou quatro expedições às regiões subpolares dos Spitsbergen, ao norte da Noruega, e da Lapônia, de 1868 a 1884. Especialista em luz polar e magnetismo terrestre, Lemstrom sugeriu que a vegetação luxuriante dessas latitudes, atribuída pela opinião popular aos dias longos de seus verões, estava de fato relacionada ao que ele chamou de “violenta manifestação elétrica”, a aurora boreal.

Sabendo-se, já desde o tempo de Franklin, que as pontas afiladas exerciam uma atração especial sobre a eletricidade atmosférica – observação que conduziu ao desenvolvimento de pára-raios -, Lemstrom afirmou que “as pontas afiladas das plantas funcionam como pára-raios para captar a eletricidade atmosférica e facilitar a troca de cargas entre o ar e o solo”. Estudando os anéis em cortes transversais de caules de abetos, concluiu que seu crescimento anual correspondia integralmente a períodos de aurora alta e atividade das manchas solares, tornando-se os efeitos mais pronunciados à medida que se avançava para o norte.

Ao voltar para casa, disposto a confrontar suas observações e experiências, Lemstrom conectou uma série de flores em vasos de metal a um gerador estático, usando para tanto, à guisa de condutor aéreo, uma rede de fios posta cerca de 40 centímetros acima delas e, à guisa de ligação de terra, uma haste fincada no chão. Outros vasos foram “abandonados à natureza”. Depois de oito semanas, as plantas eletrificadas revelavam um ganho em altura quase 50% superior ao das demais. Transferindo a aparelhagem para a horta, não só dobrou sua colheita de morangos como também notou que eles ficavam mais doces; sua colheita de cevada, por outro lado, aumentou em um terço.

Numa longa série de experiências, efetuadas agora em regiões mais ao sul, até a Borgonha, os resultados de Lemstrom variaram de acordo com as frutas, legumes, cereais específicos, bem como com a temperatura, umidade, fertilidade natural e adubação do solo. Os êxitos que obteve foram relatados num livro publicado em 1902 em Berlim, Eletrocultura, e o termo por ele cunhado para o título incluído na Enciclopédia padrão de horticultura, de Liberty Hyde Bailey.

A tradução inglesa do livro de Lemstrom, intitulada A eletricidade na agricultura e na horticultura, que apareceu em Londres dois anos depois do original alemão, advertia em sua introdução, áspera mas verdadeiramente, como depois de verificou, que o controvertido tem poderia não ser “muito do agrado” dos cientistas, uma vez que estava vinculado a nada menos de três disciplinas distintas, a física, a botânica e agronomia. Um de seus leitores, Sir Oliver Lodge, prescindia porém dessa advertência. Após distinguirse singularmente no campo da física, ele emonstrara sua abertura de espírito passando a integrar a Sociedade de Pesquisas Psíquicas, sediada em Londres, e publicando uma dezena de livros nos quais afirmava sua crença de que outros mundos jazem além do físico.

Lodge resolveu eliminar o problema encontrado por Lemstrom para suspender a rede de fios à medida que as plantas cresciam; a sua foi montada com isoladores em postos altos, permitindo assim a livre circulação de pessoas, animais e implementos agrícolas pelos campos eletrificados. Tendo sido capaz de aumentar em 40% o rendimento por acre do trigo canadense Red Fife, Lodge se encheu de alegria ao saber que a farinha dele extraído, segundo o testemunho de padeiros, dava um pão muito superior ao produzido com farinha comum.

Após trabalhar com Lodge, seu colaborador John Newman adaptou o sistema para obter aumentos de mais de 20% em lavouras de trigo, em Evesham, na Inglaterra, e de batata, em Dunfries, na Escócia. Além de muito mais produtivos que os não eletrificados, os morangueiros de Newman, como os de Lemstrom, davam frutos mais suculentos e mais doces, enquanto suas beterrabas pareciam ter uma maior percentagem de açúcar que o normal. O resultado das experiências de Newman, que não deixa de ser interessante, não foi publicado numa revista botânica, mas sim na quinta edição do Manual básico para engenheiros eletricistas, lançado pela McGraw-Hill em Nova York. Desde então, foi a classe dos engenheiros – mais que a dos especialistas em plantas – que se dedicou a dar assídua continuidade aos esforços eletroculturais.

Fonte: A vida secreta das plantas, Peter Tompkins e Christopher Bird, Círculo do Livro, pp. 175-189.

log_pir_47

.

 Gostou? Então Curta nossa página no Facebook.

eu_47 Seja amigo do autor do site no Facebook, e esteja sempre antenado em assuntos interesantes como este.

Posted in Textos relacionados | 3 Comments »